Me sabe muy mal esto que diré. Quizás su fallo es pensar que lo que ha hecho su hija es una "travesura", ya da la impresión de que al padre no le parece tan grave que su hija se drogue, y por lo tanto dudo que haya transmitido a su hija que drogarse no es algo trivial, y que seguramente ella también tendría la mentalidad de que bueno, no será para tanto una pastillita de extasis, y si la mezclamos con alcohol en una fiesta mejor.
No discuto su aversión al camello, ni a todo el mundo de las drogas, que su culpa tienen, pero por desgracia uno como padre no puede cambiar el mundo en el que vivie por otro, pero si puede hacer todo lo posible porque sus hijos estén lo mejor preparados para enfrentarse a ese mundo. Y dejar el mensaje que drogarse es una chiquillada, pues quizás no es el mejor mensaje.
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Muy recomendable al respecto la lectura de "Yo el supremo" del paraguayo Augusto Roa Bastos; es un tocho, pero merece muchísimo la pena porque es una obra maestra, lúcida crítica al poder, a la represión y al autoritarismo, y obra cumbre de la literatura en español.