Son conocidos los casos de gente que cobraba (o entraba con descuento, como dice el autor del post) por asistir a un espectáculo teatral, como público y con el compromiso de aplaudir cuando así lo indicara otro 'infiltrado'. El objetivo era aparentar un gran éxito de la representación, aunque a veces, si la obra era mala, no aplaudían ni cobrando. También se les conoce como 'alabarderos', o 'los de la claque'.
Por lo que tengo entendido, su función era más hacer de disparadero que otra cosa. Muchas veces ocurre que por no ser el primero, por no ser el primero, al final nadie hace algo. Bueno, pues había alguien a quien pagaban para que fuera el primero.
Tangete (vamos que si queréis llamarlo fuera de tema, no mentiríais): hace muchos años ví una obra de Estudio 1 llamada "El profesional", en la que José Bódalo era un escritor que trabajaba en la clac de un teatro y le pidan que aplauda una obra mediocre de un autor famoso que van a estrenar en lugar de la suya porque el famoso garantizaba entradas. Y él contestaba: por supuesto, yo soy un profesional ¡Qué gran actor José Bódalo!
Me recuerda a una escena de los teleñecos en la que los dos viejos gruñones están entre bambalinas haciendo de empresarios teatrales y se dicen:
UNO: estos actores que has contratado para la representación son buenísimos.
OTRO: pues el público que has contratado tú es fenomenal.
AMBOS: ¡menudo exito!
Comentarios
Y en la tele. Y en los mítines políticos...
... ¿Habrá también en menéame?
#1 plas plas plas. Genial comentario
¡¡Ahí, ahí lo tenemos!! --->#2
Muy requetemala tiene que ser una obra para que no se atreva a aplaudir ni quién cobra por ello. Sería curioso tener una lista de tales obras.
ahora usan risas enlatadas, es mas barato
Por lo que tengo entendido, su función era más hacer de disparadero que otra cosa. Muchas veces ocurre que por no ser el primero, por no ser el primero, al final nadie hace algo. Bueno, pues había alguien a quien pagaban para que fuera el primero.
Tangete (vamos que si queréis llamarlo fuera de tema, no mentiríais): hace muchos años ví una obra de Estudio 1 llamada "El profesional", en la que José Bódalo era un escritor que trabajaba en la clac de un teatro y le pidan que aplauda una obra mediocre de un autor famoso que van a estrenar en lugar de la suya porque el famoso garantizaba entradas. Y él contestaba: por supuesto, yo soy un profesional ¡Qué gran actor José Bódalo!
Me recuerda a una escena de los teleñecos en la que los dos viejos gruñones están entre bambalinas haciendo de empresarios teatrales y se dicen:
UNO: estos actores que has contratado para la representación son buenísimos.
OTRO: pues el público que has contratado tú es fenomenal.
AMBOS: ¡menudo exito!