#4 Hombre claro! Y tanto que estaba buena. Pero yo a eso no le llamo leche cruda (que seguro que la que le llama mal soy yo).
Estar pendiente de la puñetera leche que no se te fuera por el fuego cuando hervía era mitiquísimo. Tengo dos cicatrices en las piernas de salir corriendo para apagarle el fuego y pegarme un hostiazo
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#13 yo tengo una de habérseme caído la leche sobre la pierna.
Fue jodido, pero unos centímetros más al centro hubiera sido un drama