#1: En esos casos vendría bien una ley que determine que ante el borrado de pruebas, la razón se de a quién perjudique ese borrado de pruebas, salvo que esa parte fuera quién borrase las pruebas, claro.
Otro caso: borrar las imágenes de cámaras de seguridad, incluyendo el no avisar de que estas no funcionan si se diera esa circunstancia. ¿Borras las imágenes, o bien estas no están? La razón no es tuya. ¿Que no están las imágenes porque las cámaras estaban estropeadas? Hubieras puesto un aviso junto al cartel de grabación amarillo. ¿Que se estropearon justo unos minutos antes de lo que se quería analizar? Claaaroooooo, qué casualidad. La razón no es tuya.
Y otra: al hacer un testamento, si el bien a repartir es muy valioso, obligar a depositar una muestra de DNA en el juzgado.
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El capítulo dedicado a Sofía Benítez Cubero narra uno de las escenas más llamativas del libro: el juez, a instancias del letrado sevillano, decretó una orden de alejamiento sobre la tumba del presunto padre en aras de evitar que los parientes incineraran el cadáver y eliminasen el rastro genético durante el proceso judicial.
Hasta ese punto puede llegar la avarícia.